El proyecto de ley, que lleva el número 416, inicia estableciendo que ‘En la sociedad contemporánea, la cultura constituye la dimensión central e imprescindible en los esfuerzos para lograr el desarrollo humano sostenible, meta que se han propuesto todas las naciones’, y elabora pormenorizadamente la urgente tarea que tiene el Estado de actualizar la legislación que ampare las manifestaciones culturales con los avances tecnológicos, no ciñéndose a la estricta definición de creación, profusión y difusión sino en lograr llegar a su más amplio significado, cuando ‘ella refiere a prácticas sociales, manifestaciones comunitarias, creencias, valores, formas de ser y convivir’.
Prosigue la exposición de motivos, que refrenda el diputado José Blandón, presidente de la Comisión legislativa, que por su relación e interdependencia con la educación, la ciencia y la tecnología, los derechos humanos, la convivencia social, y con el desarrollo social y económico de la nación panameña, ‘se declaran de orden público e interés social las acciones definidas en esta Ley para la promoción, protección, salvaguarda, acrecentamiento y acceso comunitario a las expresiones artísticas y culturales’.
Esta iniciativa legislativa, que lleva meses de estar cociéndose y que tuvo sus inicios en la gestión del director del INAC de la administración anterior, Anel Omar Rodríguez, que murió en un lamentable cruce de disparos faltando unos días para que se iniciaran las celebraciones del Día Mundial de la Poesía, en el cual se le pensaba designar como uno de los principales oradores, toma relevancia cada vez más en virtud que incorpora en su conformación y funcionamiento elementos tan importantes como los fondos mediante los cuales el Ministerio iría a funcionar (no solo con un presupuesto sino con un Fondo de Cultura), así como de un Plan Nacional de Cultura, que se establezca independientemente de las gestiones o administración que ocupen la dirigencia del Estado.
De la misma forma, al crear un Fondo de Cultura, señala en forma acertada cuáles actividades o ventas de servicios son sujetos a compartir el impuesto que el Estado devengue de ellos y también, cómo ser gestor de ingresos, mediante donaciones, becas, y otras formas de financiamiento, algunas de la cuales se han combinado exitosamente en las fundaciones que se crearon para independizar las actividades culturales del dominio del Estado, como son la Ciudad del Saber, la Biblioteca Nacional y el Museo del Canal Interoceánico, que son ejemplo de transparencia y dinamismo para las generaciones actuales en cómo hacer rentable la cultura.
Importante, además, es la inclusión de los voceros de las etnias, tanto indígenas como negras, que nos hacen un crisol de razas en los planes culturales, así como todo lo relacionado al patrimonio no solo cultural y arqueológico, sino también el turístico, que tanta explotación le podemos sacar y no nos damos cuenta de ello.
Los debates inician el martes 24 en la Asamblea, no dejen de asistir todos los que creemos que ‘ser cultos para ser libres’ es el mejor pregón que puede tener un ciudadano responsable en estos momentos.