UN REVELADOR LIBRO DE FEDERICO ANDAHAZI
Por Mariela Sagel, Facetas, La Estrella de Panamá, 31 de enero de 2016
Estoy casi segura que empecé a leer a Federico Andahazi desde su primera novela, El Anatomista, publicada en medio de una gran polémica, que recibió el primer premio de la Fundación Amalia Lacroze de Fortabat en 1996. La mentora de este concurso, escandalizada del contenido del libro, publicó en varios diarios de Buenos Aires un comunicado donde manifestaba su desacuerdo con el fallo de un distinguido jurado, porque según ella “no contribuía a exaltar los más altos valores del espíritu humano” que eran los propósitos de la fundación.
A la vez que Andahazi recibía ese premio, era finalista del Premio Planeta, y al enterarse, declinó estar en esa lista para honrar el premio recibido. Esa misma editorial publicó al año siguiente el libro y de manera simultánea, fue traducido a más de treinta idiomas y vendió millones de ejemplares. No hay duda que cuando un libro es polémico, la fama le llega sola pero en este caso, era un buen libro que sirvió de plataforma de lanzamiento para un buen escritor.
ENTRE PREMIOS, TANGOS Y MEMORIAS
Federico Andahazi es de ascendencia húngara. Estudió la carrera de psicología en su natal Buenos Aires, pero se dedicó después de unos años por entero a la escritura, y tiene a su haber 9 novelas, varios cuentos y ensayos, entre ellos tres tomos que analizan la vida sexual de los argentinos. En el año 2006 recibió el Premio Planeta por su novela El Conquistador, que es la historia de Quetza, un joven azteca que se adelantó a Cristóbal Colón, y descubrió Europa, un continente nuevo habitado por salvajes.
También escribió una entretenida novela musical, Errante en la sombra, para la cual compuso unos cuarenta tangos. Esto fue en 2004 y se mantuvo dentro del género novelístico hasta el 2006, cuando se enfrascó en estudiar cómo Argentina fue concebida con pecado. Volvió al género de la novela con El libro de los placeres prohibidos en 2012, con el mismo ímpetu y la misma fuerza erótica y rigor histórico de sus primeros títulos y el año pasado publicó “Los amantes bajo el Danubio”.
De mi parte, he tenido el mismo entusiasmo para leer todas sus novelas, y fue así que conseguí que me trajeran un ejemplar de este nuevo libro a mediados del año pasado y en un vuelo trasatlántico me lo leí de un tirón. Le escribí intrigada por este cálido giro, con una fuerte carga de sentimientos de amor y opinión política y me contó que era la historia de su familia, de cómo su abuelo había salvado a millones de judíos en su Budapest natal e historias que lo dejan a uno pensando que nunca acabaremos de saber todo lo que pasó en esa atroz guerra mundial, y el holocausto que causaron las tropas nazis.
Debo resaltar que desde que empecé a leer a este autor hace 20 años, he reseñado sus libros y nos hicimos amigos por Facebook y por correo electrónico y sus títulos llegan a Panamá cuando los mismos son editados en Planeta México. Éste seguro que correrá la misma suerte porque es muy bueno y está escrito con gran pulcritud y cuidado del idioma, de la historia y de los sentimientos, profundizando en ellos como buen psicoanalista.
Tuve el honor el pasado mes de noviembre de entrevistarlo en la Feria del Libro de Guadalajara (FIL) y estar presente en el acto formal de lanzamiento de su libro y conocer las entrañas de esta historia de amor y sobrevivencia que merece ser leída, más cuando se sabe que todo aconteció en la vida real. A través de la investigación que él hizo en torno a sus antepasados, a raíz de descubrir en la biblioteca de su casa un libro de poemas de su padre, llegó a tropezarse con él, que no conocía, –él tenía 18 años cuando esto ocurrió– y así, pudo hurgar en el pasado de una Budapest aristocrática, dividida por el antisemitismo y posteriormente por los ataques de los nazis.
UNA HISTORIA DE AMOR EN MEDIO DE LA GUERRA
Los amantes bajo el Danubio es un libro fascinante, porque le muestra a uno cómo el amor de dos parejas puede desafiar las circunstancias más difíciles, a través del acto sexual y de la lealtad y el altruismo. Para el autor, ha sido una de sus novelas más difíciles porque tuvo que reconstruirla con personajes reales y por medio de historias contadas por su abuela y su madre. Y siempre fiel a su creencia de que la sexualidad es lo más sublime en el ser humano, recrea la supervivencia de una pareja en peligro de ser capturados por los nazis entregándose al placer del amor.
Sus historias anteriores, donde generalmente se adentraba en la Edad Media o la conquista, desvirtuaban lo pecaminoso del sexo y le daban el lugar de preferencia como el máximo exponente del amor. En esta novela el autor confesó que “trató de tomar los elementos de la dramaturgia griega y de rescatar la dramaturgia shakesperiana con oposiciones permanentes para que el amor encuentre su camino”.
En los cuatro personajes principales en esta novela, en medio de una tensión como la que tuvo Europa al acecho de los nazis, el autor condensó la historia de las personas que se salvaron de ese horror. Y en los momentos más difíciles se entregaron al vínculo más puro que puede tener uno con la vida, que es la sexualidad, que debe ser algo sagrado.
En estos días, que el pasado 27 de enero se celebró el Día Internacional de Conmemoración en Memoria de las Víctimas del Holocausto, por parte de Naciones Unidas desde 2005, su lectura es obligatoria.