UNA CUMBRE FALLIDA
Por Mariela Sagel, El Siglo, 16 de abril de 2018
Este fin de semana se llevó a cabo la VIII Cumbre de las Américas, que se celebra cada tres años y que con tanto éxito organizó Panamá en 2015, permitiendo el primer acercamiento entre Estados Unidos y Cuba, con la participación de Barak Obama y Raúl Castro, que abrió el camino para lograr un acuerdo de poner punto final al bloqueo que pesa sobre la isla caribeña desde hace casi 60 años.
En esta oportunidad se ha llevado a cabo en Lima, Perú, y su organización se ha visto afectada por varias incidencias: el retiro de la invitación a Nicolás Maduro, con la intención de terminar de aislarlo; la cancelación del viaje de Donald Trump, demostrando que América Latina lo tiene totalmente indiferente, a menos que sea para jodernos, y la creciente oposición a las medidas cautelares que se le aplicaron al expresidente Lula Da Silva, de Brasil. Todo eso en un país que estrena presidente porque el anterior acaba de ser removido.
Desde el punto de vista organizativo se considera un fracaso que los protagonistas no hayan asistido, Maduro dejó con los crespos hechos a los que organizaron la “Cumbre de los pueblos”, que es una actividad paralela que llevan a cabo los países del ALBA. Al final los presidentes de Cuba, Paraguay, Ecuador, El Salvador y Guatemala tampoco fueron.
Trump dejó plantado a todo el continente, en espera de saber qué planes tiene para la región, que está como quien dice, al borde de un precipicio. Estados Unidos debe caer en cuenta que ya no son los amos del mundo, que China les está robando el mandado y que cuando se despierten ya el gigante asiático se los habrá devorado. Nuestros países requieren de mucho financiamiento para poder cambiar el modelo de negocios y competir en igualdad de condiciones.
Veremos qué arroja esta cumbre, qué haremos en estos países para contrarrestar los efectos de la corrupción que se instaló definitivamente en nuestras instituciones.