Publicado en El Siglo, el lunes de 6 marzo de 2023.
En estos días se cumplen tres años de la declaración de pandemia por el COVID 19
Finalizando febrero y empezando el mes de marzo conmemoramos varios acontecimientos que nos hacen repensar la vida desde todos los puntos de vista. A fines del mes de febrero se cumplió un año de la invasión rusa contra Ucrania y tal parece que ese desaguisado no tiene visos de terminar. Afortunadamente, la posición de la mayoría de los países del mundo ha impedido que llegue a ser una guerra mundial.
En estos días se cumplen tres años de la declaración de pandemia por el COVID 19, una peste que puso a todos los países de rodillas. No vino con un manual de instrucciones por lo que cada país hizo lo que consideraba mejor para su población, a fin de protegerla. En el caso de Panamá las restricciones fueron extremadamente estrictas, pero las superamos. El gobierno se enfrentó a un sistema de salud muy frágil y, por ende, una población que no entendía de medidas sanitarias. Salud y educación van de la mano y ambas estructuras estaban endebles. Fue un período de ensayo y error que muchos criticaron pero que probó ser la única manera de contener el mortal virus y de que no murieran más personas.
Nos ha tocado vivir tiempos inéditos. Muchos o casi todos de los que estamos vivos (o con memoria) no vivimos una guerra mundial ni nos enteramos de las terribles consecuencias que un conflicto bélico conlleva. Leyendo “Memorias de la peste” de Orhan Pamuk, el escritor turco premio Nobel de Literatura, que relata una situación similar a la del COVID pero que se escenifica en 1901 hago los paralelismos de ambas situaciones, aunque el libro es ficción, no está alejado de la realidad que vivimos desde hace tres años.
Tratemos de sacar enseñanzas de todo lo que nos ha tocado vivir, de analizar lo que acontece sin pasiones y de manera coherente y, sobre todo, de que asumamos las responsabilidades con entereza para que el aprendizaje sea positivo.
Embajadora de Panamá en Turquía