Por Mariela Sagel, en El Siglo, 14 de marzo de 2021.
El pasado 6 y 7 de marzo se realizó en Alanya, provincia de Antalya, en la costa este del Mar Mediterráneo, una competencia ciclística denominada “Velo Alanya” donde participó un equipo de ciclistas panameños. Hasta ese lugar de la provincia turca que Mustafá Kemal Atatürk denominó era el “más lindo del mundo” fui para apoyar a nuestros deportistas que vinieron gracias al auspicio de Copa y la Autoridad de Turismo de Panamá, bicicletas Ralli, la telefónica Claro y el Gobierno Nacional en la figura de Pan Deportes.
Si bien en mis tiempos fui ciclista, poco conocía de este deporte a nivel de competencia si no fuera porque hace un par de años me leí el libro del periodista y escritor mexicano Jorge Zepeda Patterson, “Muerte contrarreloj”, que narra todos los imponderables que pueden suceder en una carrera, como el Tour de France, y para hacer la reseña investigué sobre los términos que se usaban. Es otro mundo, donde se deben tener en cuenta hasta lo que uno menos se imagina. Estos chicos viajaban con un director y un mecánico, que les servían de médico, masajista, motivador, sicólogo y todo en uno. Las provisiones para cada carrera eran innumerables, desde las sales que deben ingerir, los líquidos, los guineos, las barras de chocolate, en fin, lo impensable.
El mecánico verificaba en el cuarto de las bicicletas que todas estuvieran en perfecto estado, medía el aire de las llantas, los cambios, etc. Llevábamos en el auto que seguía las carreras dos bicicletas de repuesto e innumerables piezas. Además, bolsas como mochilas que se les pasaban a los ciclistas en movimiento cuando necesitaban agua o comer algo.
El primer día de mi estancia los acompañé a almorzar y les entregué unas toallas turcas que gustan mucho porque absorben muy bien. Los conocí a los siete, jóvenes cuyo promedio de edad era de unos 24 años, dedicados a entrenarse y más durante esta pandemia. Después me fui con ellos a entrenar y recibí las explicaciones del director, el colombiano Juan Pablo Villegas.
Velo Alanya es organizado por una organización privada y en ella participaban 156 ciclistas, de 30 países. Panamá fue el único país de América Latina que estuvo participando. El equipo de Estados Unidos tenía como su estrella al campeón nacional de ciclismo mexicano. Y el de Malasia, al que llegó de primero, un colombiano. De nuestro equipo todos eran panameños e incluso, de conversar con ellos supe que uno o dos de ellos han participado en equipos de otros países en competencias parecidas.
El día de la carrera desayuné con los chicos y ví la forma tan suave y motivadora que el director los instruía sobre lo que debían ingerir y que debían perseguir quedar bien mucho más que ganar a toda costa. Rememoraba en todo momento el libro antes mencionado y la maledicencia que puede haber en esas competencias para fregar al otro. Después almorcé con ellos y entendí que debían comer carbohidratos antes de la carrera. Yo reprimí mi sed para que no tuviera urgencias durante la vuelta y tuvieran que parar por mi culpa.
Salimos puntuales a las 2 de la tarde, todos en orden de acuerdo con el sorteo que se había realizado. Anteriormente habíamos estado en la firma de la planilla con el organizador del evento y me regalaron una camiseta con el nombre de todos los ciclistas. El hotel donde nos quedamos estaba ocupado solo por los equipos que participaban, porque también hubo competencias de mujeres y de adolescentes. Tenía una playa hermosa y el magnífico Mar Mediterráneo enfrente. Me impresiona la puntualidad de los turcos y la forma ordenada en que todos fuimos saliendo, el mecánico revisando la presión de las llantas y revisando las provisiones.
Lo que siguió fue de antología. El director, que conducía el auto, demostró una destreza inaudita para manejar, bajo esa presión, con un radio que iba diciendo los números de los participantes que necesitaban ayuda y esquivando que no nos chocaran los otros autos que iban detrás de sus equipos. La cortesía prevaleció y las reglas de la carrera, de no rebasar al coche que llevaba al presidente de Velo Alanya, por ejemplo, a menos que lo autorizara. Me sorprendió que a lo largo de esa costa hay muchas plantaciones de guineo, o bananas, como se conocen. ¡Y a nosotros nos dicen “banana republics”! El clima lo permite, así como otros cultivos. También me habían dicho que en ese lugar se dice que nació Cleopatra, la reina egipcia, y al respecto me toca investigar.
Ese día la carrera terminó en un “sprint” o sea, que una barrera de ciclistas llegó a la meta al mismo tiempo, entre ellos uno de los nuestros. Al día siguiente, tras otras 4 horas de seguimiento y 160 kilómetros recorridos, llegó en tercer lugar el chiricano Franklin Archibold. En primer llegó el colombiano que competía con el equipo de Malasia. Un gran orgullo esta representación ciclística y un llamado de atención para que este deporte, de alto riesgo, tenga más apoyo y se contemple que los equipos viajen con médico y masajista, por lo menos. Y un agradecimiento a estos esforzados muchachos que lo dieron todo por dejar en alto el nombre de Panamá.