Publicado en El Siglo, el 16 de enero de 2023.
El 9 de enero, coincidiendo con la conmemoración nacional del Día de los Mártires, cumplió 38 años el tabloide “El Siglo”, que es el periódico impreso más leído en Panamá. Su tiraje es muy alto (no sé ahora a cuánto asciende porque muchos artículos, como éste, solo son divulgados en forma digital). Desde hace 13 años tengo el honor de ser columnista de este diario y, debo confesar, que me costó mucho adaptarme al formato de solamente 300 palabras (casi un tuit) para transmitir lo que quería.
Ahora que El Siglo es parte del Grupo GESE, que la conforman La Estrella de Panamá, el diario más antiguo del país, y junto a él hemos librado batallas (digo hemos porque siendo parte de los columnistas, sus batallas fueron mías también) de las que hemos salido airosas, como el tiempo que metieron a GESE en la Lista Clinton, sin fundamentos, que probaron que las intenciones eran acabar con el emporio de uno de sus mayores accionistas.
El Siglo me ha proporcionado muchas satisfacciones, la más importante es la de estar en contacto con una base popular que, si está de acuerdo conmigo o no, me lee. El ejercicio de escribir breve (al mismo tiempo de tener una página cultural de más de 1,200 palabras además de fotos, que me acaban de cancelar en La Estrella) me cambia como se dice, el ”chip” cuando quiero comunicar a mis lectores ideas puntuales del acontecer nacional e internacional.
También he escrito, desde hace más tiempo, columnas de opinión en La Estrella de Panamá los domingos, pero ahora, estando lejos del país, se me hace difícil mantenerla, pero mi lealtad y agradecimiento sigue siendo hacia el grupo GESE, especialmente al señor Abdul Waked, a Ebrahim Asvat, que fue quien me invitó a ser columnista, a Eduardo Quirós, que respetó mis espacios y nos convertimos en amigos durante todo el tiempo que estuvo al frente del grupo y ahora, con mi amigo de toda la vida, Eloy Alfaro. Especiales agradecimientos al director de El Siglo, Carlos Atencio, que siempre me espera porque la diferencia de horario a veces nos trastoca. ¡Larga vida a El Siglo!