Publicado en La Estrella de Panamá, el 19 de junio de 2022.
El pasado 13 de junio se inauguró en el Centro Cultural de Cancaya, distrito de Ankara, capital de Türkiye (como se llama ahora Turquía) un ciclo de cine de los países que son miembros del SICA (Sistema de Integración Centroamericana) y del cual Panamá ostenta en este primer semestre la Presidencia Pro Témpore. Se pudieron ver películas de Guatemala, El Salvador, Costa Rica, República Dominicana y Panamá y el día de la inauguración se mostró Causa Justa, del productor Luis Pacheco. Cabe resaltar que las películas que se mostraron están subtituladas al turco.
El evento congregó a una cantidad representativa de embajadores, académicos, panameñas que estudian en Türkiye, amigos y estudiantes que quedaron muy motivados por la película y la historia del trauma tan grande que vivió el país al ser invadido por los Estados Unidos.
Se escogió el SICA como marco para hacer el festival porque la integración es un hecho histórico que demuestra la capacidad política y la persistencia histórica de los pueblos de las naciones de Centroamérica y del Caribe. El Sistema de Integración Centroamericana (SICA) nació con la Organización de Estados Centroamericanos (ODECA), el 14 de octubre de 1951, y su marco de referencia es el Protocolo de Tegucigalpa, firmado el 13 de diciembre de 1991.
Sus pilares fundamentales son: seguridad democrática, prevención y mitigación de desastres naturales y de los efectos del cambio climático, integración social, económica y fortalecimiento institucional. El SICA ya cumplió 30 años de haberse creado y representa el esfuerzo en fortalecer la hermandad centroamericana para constituir una región de libertad, democracia y desarrollo, sustentada en el respeto, tutela y promoción de los derechos humanos.
En el mes de mayo, y dentro del marco de SICA, se llevó a cabo en ciudad de Panamá una cumbre de los cancilleres de los países miembros a la que asistió el Alto Comisionado para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad de la Unión Europea, Josep Borrell, apenas unos días después de que el canciller turco, Mevlüt Cavusoglu visitara nuestro país.
En esta oportunidad, en Türkiye, los países aquí representados consideramos una magnífica oportunidad el presentar esta muestra de cine como una extensión integral de diplomacia cultural. El desarrollo de la industria del cine en nuestros países no alcanza la fama o trascendencia de algunos de nuestros vecinos, como México, Colombia o Brasil, pero pudimos ver estos días que, en todos, hay una pujante actividad cinematográfica que está abriéndose paso con mucha seguridad en los grandes escenarios.
La historia del cine como espectáculo comenzó en París el 28 de diciembre de 1895. Desde entonces ha experimentado una serie de cambios en varios sentidos. Por un lado, la tecnología del cinematógrafo ha evolucionado mucho, desde sus inicios con el cine mudo de los hermanos Lumière hasta el cine digital del siglo XXI. Por otro lado, ha evolucionado el lenguaje cinematográfico, incluidas las convenciones del género, y han surgido así distintos tipos. En tercer lugar, ha evolucionado con la sociedad, con lo que se desarrollaron distintos movimientos cinematográficos.
Guatemala inició su incursión en el séptimo arte apenas un año después del estreno de los hermanos Lumiére, en 1896, gracias a la iniciativa de un peluquero y barbero de ascendencia italiana llamado Carlos Valenti, a quien se le puede considerar el primer productor y empresario de cine en ese país. Poco a poco van surgiendo nuevos cineastas y, por la belleza de sus paisajes, esta nación es foco de atención de productoras de Hollywood para locaciones, como ocurrió en 1935, que se filmó Las nuevas aventuras de Tarzán, de Edward A. Kull.
Los altibajos políticos en el país centroamericano no permitieron un desarrollo constante, y no es hasta 1949 que se produce la cinta Cuatro Vidas, que cuenta con sonido y se considera el primer largo metraje guatemalteco. Se le considera una película de culto.
Además de la producción nacional todos los países presentan un desarrollo en la creación de salas de cine, tan de moda en los años sesenta, su época dorada y Guatemala vuelve a ser escenario de otra película de Tarzán, en las ruinas de Zaculeu en Huehuetenango, llamada Tarzán y la rebelión en la jungla. Cuando esto ocurre, cientos de habitantes de las localidades sirven como extras, lo que contribuye a su economía personal y comunitaria.
Tikal es la locación para otras sagas de Hollywood en los años setenta, incluso una película de James Bond y otra de La guerra de las galaxias, de George Lucas, en 1977. El gran señor de la selva, de Herminio Muñoz Robledo se filmó en 1986.
El primer contacto con el cine en El Salvador se remonta a 1905, filmando las primeras imágenes de la capital, San Salvador y del lago de Ilopango. En 1917 se estrena, en el Teatro Principal, Erupción del volcán de San Salvador, que se filma durante y después de la catástrofe. Para entonces el país no contaba con salas de cine, por tanto, las producciones se presentaban en los cuatro teatros que existían.
En el cine salvadoreño, se pueden mencionar producciones como Los Peces Fuera del Agua de José David Calderón. Esta producción es reconocida como el primer largometraje de la historia, además de ser el primer film de ficción con un contenido propiamente histórico, estrenado en 1972.
Un breve recorrido de otras producciones salvadoreñas se pueden mencionar: El Rostro de Alejandro Coto; In the Region of Ice de André Guttfreund -único centroamericano en ganar el Óscar de la Academia y pertenecer a su Jurado Evaluador a la fecha-; La Palabra de Pablo, Malacrianza, Cinema Libertad de Arturo Menéndez; Cuatro Puntos Cardinales de Javier Kafie; Voces Inocentes del reconocido guionista salvadoreño Óscar Torres, quien actualmente se encuentra preparando su film romántico Te Adoro, entre otras producciones de gran calidad visual.
Costa Rica, que historiográficamente tiene un cine relativamente joven, tiene un primer largometraje silente llamado El retorno apenas 30 años después del advenimiento del cine en 1895. La segunda película, titulada Elvira se realizó a inicios de la década de 1950 y no fue hasta en los años 70 que se comenzó a generar una producción continuada, sobre todo de cine documental, gracias a la creación del Centro Costarricense de Producción Cinematográfica, que este año cumple 45 años de fundado.
Es durante este siglo XXI que han surgido varias generaciones de cineastas que han propiciado la germinación de una diversa creación audiovisual. Se destacan, sobre todo, mujeres cineastas que han elevado el prestigio del cine costarricense en el exterior, con películas seleccionadas en algunos de los principales festivales de cine del mundo y con obras nominadas a Premios Platino y a los Goya.
De República Dominicana podemos decir que el cine apareció por primera vez en el teatro Curiel de la Ciudad de Puerto Plata. La leyenda de la Virgen de la Altagracia, con la colaboración del historiador Bernardo Pichardo se estrenó en 1923, convirtiéndose esta producción de cortometraje en la primera película dominicana.
Los años venideros marcan un limbo total en la producción cinematográfica de ficción debido a la cruenta dictadura de Rafael Leonidas Trujillo desde 1930, que impone un freno total a las manifestaciones artísticas y culturales, estimulando solamente aquello que se entiende como beneficioso para sus propósitos. Durante esos largos treinta años de tiranía se realizaron solamente trabajos documentales del país con la exaltación del tirano, sus obras y sus parientes.
No es hasta 1963 que el dramaturgo Franklin Domínguez lanza su largometraje La Silla, donde denuncia los horrores del régimen de Trujillo, convirtiéndose en la primera producción dominicana que se realiza después de la caída del régimen.
A partir de la ley de Fomento de la Actividad Cinematográfica, promulgada en el año 2010, en la República Dominicana se verificó inmediatamente una curva ascendente en cuanto a la producción y exhibición de películas de ese país.
Hoy día se puede decir que el cine dominicano se presenta de manera singular y creciente frente a diferentes industrias cinematográficas extranjeras y su producción filmográfica ha llamado la atención internacional, al proyectar películas que no solo muestran al dominicano típico, sino que también cuentan historias que resaltan la gran diversidad cultural e histórica que se encuentra en esa isla caribeña.
De Panamá, se tiene la certeza de que las primeras imágenes cinematográficas que se conservan datan de la construcción de la vía interoceánica. El documental El Canal de Panamá, escenas e incidentes, fue producido en 1907 por la compañía del inventor Thomas Alva Edison. La película se conserva en buen estado en la Biblioteca del Congreso de los Estados Unidos e incluye tomas del puerto de Cristóbal, el mercado público de Panamá, maquinaria francesa abandonada, macheteros cortando selva, trabajadores fumigando, jamaicanos bailando y bomberos de Colón.
La historia del cine panameño se inicia en los años 1920 y uno de los pioneros fue John de Pool, que llegó de Curazao y produjo documentales de ritos autóctonos, como La balsería. Entre 1926 y en 1936 el mexicano Manuel Sánchez Durán filmaba los sucesos de Panamá para Pelimex. Coincidiendo con él y huyendo del nazismo, arribó al istmo John H. Heymann, que en los años 40 produjo el noticiero “Revista Nacional”, que se proyectó en los cines hasta inicios de los 70. Este alemán se dedicó, posteriormente, a filmar los viajes del general Omar Torrijos en busca de apoyo internacional para la recuperación de la zona del canal y el manejo del Canal de Panamá. Los registros de esta época fueron confiscados por Estados Unidos durante la invasión de 1989 y no se han recuperado.
La primera película de ficción fue producida por Carlos Nieto en 1946, Al calor de mi bohío, de 30 minutos de duración. En 1965 Jorge De Castro realiza un documental titulado Panamá, tierra mía y una película, Ileana, la mujer, un drama de 90 minutos sobre un triángulo amoroso. A partir de las décadas del 60 y 70 empezaron a destacarse jóvenes cineastas y en 1972 se forma el Grupo Experimental de Cine Universitario (GECU) que ese año produjo 36 documentales en torno al tema de la recuperación del Canal. Dicho grupo recibió el impulso y respaldo económico del gobierno y fue haciendo la transición de formato de cine a video. El propósito de su director, Pedro Rivera, era documentar la realidad, asumirla, filmarla, conservarla y tratar de rescatar, reconstruir e interpretar, a través del cine, el pasado del país.
En la década de los 90, estas gestiones las lleva a cabo el Centro de imagen y Sonido (CIMAS), que tiene la colección fílmica más completa del país, así como personal capacitado para asumir el manejo de patrimonios fílmicos. Fueron muchas las producciones que se realizaron apoyadas por las televisoras panameñas en esa década.
Durante lo que va del presente siglo, el cine ha ido afianzándose con fuerza, especialmente las producciones de Abner Benahim, como Chance, que le dio una vuelta de tuerca a la afición al cine que tienen los panameños y ha ido consolidando la industria. A partir de ese momento, se creó la Comisión Fílmica de Panamá, manejada por el estado, concretamente por el Ministerio de Comercio e Industrias, que ha sido determinante para estimular la industria, creando producciones sólidas que han logrado proyectar el imaginario panameño en otros países.
Al igual que muchos de sus vecinos, en Panamá también se han filmado películas famosas, tanto de James Bond (Quantum of Solace) como El sastre de Panamá, título del libro del escritor británico John Le Carré. También Paradise Lost de Benicio del Toro, e incluso, un capítulo de “La Casa de Papel” se filmó en las paradisíacas islas del Caribe. Manos de Piedra y otras 300 producciones se filmaron en Panamá entre el 2015 y el 2020, produciendo al país un ingreso millonario. Igualmente, se empezó a celebrar el Festival de Cine de Panamá (Internacional Film Festival) en forma anual desde el año 2012, gracias al respaldo de COPA y otras empresas, y ese festival se ha constituido en una referencia obligada y en él han participado tanto directores como artistas de altísimo rango mundial.
Este ciclo de cine se verificó en Ankara, ciudad capital de la República de Türkiye, y desde ayer 18 de junio se inauguró en el Instituto Cervantes de Estambul, por espacio de una semana. Las películas que se están mostrando son: De Guatemala Septiembre, de El Salvador, La palabra de Pablo, de Costa Rica First Lady of the revolution, de República Dominicana Santo Domingo y de Panamá, Causa Justa y Salsipuedes. El evento contó con el apoyo decisivo de las embajadas de los países incumbentes y del Ministerio de Relaciones Exteriores de Panamá, así como del Ministerio de Cultura, a través de su dirección de DiCine.