MARIELA SAGEL
El Siglo, 1 de octubre de 2012
Vivimos en medio del caos diario en las calles de la ciudad, donde se realizan al unísono importantes obras viales, algunas pospuestas largamente, otras licitadas de apuro y, las más, improvisadas para beneficio sospechosamente de un pequeño clan de ‘asfalteros’. El Cangrejo es víctima de esto último, pues ahí se han dedicado a asfaltar a diestra y siniestra cualquier vía que encuentren propicia. Cuidado y un día nos despertamos con la novedad de que asfaltaron un cruce peatonal, como los que existen en El Carmen y que tanto ahorran a la hora de darle la vuelta a la cuadra.
El asfalto es un material duradero si es aplicado adecuadamente, lo que dudo mucho que se haga con el apuro característico de las obras actuales. Generalmente, las capas asfálticas, por la enorme cantidad de precipitación lluviosa que hay en el país, empiezan a mostrar deterioro en uno o dos años, y los baches que se producen se convierten en verdaderos hoyos en los que pareciera que un monstruo de la laguna nos quiere tragar. En esta vuelta por El Cangrejo, la capa asfáltica (que es la tercera o cuarta que se le pone a la calle) asciende el nivel de la misma en varios centímetros, lo que obliga a que los autos, al acceder hacia o desde sus garajes, pasen por un desnivel que en la mayoría de los casos los afecta gravemente, hasta a los más macheteros, y en el peor de los casos, les parte el eje.
Los huecos que ha producido la precipitación lluviosa en lugares cercanos, como la calle que está detrás de la Caja de Ahorros de vía España, cada vez que pasamos por allí, nos llevan a pensar que estamos en Marte, por la desigualdad de los cráteres que allí se producen. ¿No tendrán los contratistas unas sobritas de asfalto para rellenar estos huecos? Tan empeñados que están pasando capa tras capa a solo media cuadra. No entiendo la lógica de asfaltar lo que ya funciona en vez de reparar lo que está deteriorado.
El hormigón armado es una mejor solución para pavimentar una calle, pero también el costo es más alto aunque eso no debería ser óbice para una administración que se da el lujo de siempre irse por lo más costoso. La mezcla asfáltica bien aplicada, el mantenimiento de obras hidráulicas y las sobrecargas vehiculares son los que dan durabilidad al asfalto, lo que, sospecho, no se hace en nuestro país.