Türkiye Vida y cultura

Descubriendo Rumania

Publicado el 22 de agosto de 2023.

El nombre de Rumanía saltó a los titulares cuando en 1989 ejecutaron a su presidente-dictador, Nicolae Ceaușescu y, para muchos, el país está asociado a Vlad III, el Empalador, que fue la inspiración de Bram Stoker para su famosa novela “Drácula”, considerada el relato de terror más hermoso jamás escrito, publicada por vez primera en 1897.  

Bañada por el Río Danubio, la capital, Bucarest, es dinámica y agresiva, con mucha vida nocturna, pero si nos internamos en el interior, podemos recorrer los mejores pueblos medievales preservados, a pesar de su pasado romano, otomano, soviético y otros.  El río sagrado Danubius recorre 1,075 kms por Rumania hasta desembocar en el Mar Negro.  Remontarnos a su historia nos llevará a la época en que era una provincia romana, la Dacia Felix, (o Dacia fértil) y entender que la mezcla étnica es un “oasis de latinidad en un mar eslavo”.  La lengua rumana se parece mucho al italiano, al francés o al español.

El país está formado por provincias que eran principados independientes, cada uno de ellos con su evolución.  En el siglo XII la provincia rumana de Transilvania fue colonizada con sajones del rey Géza II de Hungría quienes edificaron ciudades típicas, que tuve la suerte de visitar, como Sighisoara, Sibiu, Bistrita.  Posteriormente la provincia fue anexionada al Imperio Austro Húngaro.  Los turcos dominaron esas tierras entre 1417 y 1878 y las ciudadelas fueron infatigables luchadores contra los invasores turcos, de allí que existan tantos lugares de culto ortodoxo con frescos exteriores que son deslumbrantes.  El régimen fanariota (siglo XVIII) instaló al frente de Valaquia y Moldavia príncipes griegos, oriundos del barrio Fanar de Constantinopla (hoy Estambul) nombrados por la Sublime Puerta Otomana*.

Rumanía está al sudeste de Europa y sus fronteras naturales son el río Danubio al sur, el río Prut al este, y el río Tisa al norte.  Es vecino de Ucrania y Moldavia, al noreste y este, de Hungría, al este y noreste, y de Serbia y Bulgaria al sureste y sur.  Su población es de unos 20 millones de personas y la religión predominante es la cristiana-ortodoxa.

Es parte de la península balcánica, pero tiene características muy diferentes que lo acercan más a Europa Occidental.  Después de una larga lista de conflictos, tomas y retomas, desde el siglo II a.C. fue gobernada por los romanos por 165 años.  En los siglos XVIII y XIX los principados rumanos se encontraron varias veces implicados en las luchas entre Austria, Rusia y el Imperio Otomano.  A raíz de la guerra ruso-turca de 1877, Rumanía obtuvo su total independencia estatal y la provincia de Dobrogea, dominada desde 1417 por los turcos, fue reintegrada a Rumanía, lo que le permitió tener acceso a bellas playas en el Mar Negro.  

En 1881 Rumanía se proclamó reinado y Carlos I fue nombrado rey.  Su mandato se extendió desde 1866 hasta 1914 y de allí lo sucedieron Fernando, Miguel y Carlos II, que instituyó una dictadura personal.  En 1944 los soviéticos ocuparon Rumanía durante la II Guerra Mundial y en 1947, se instituyó la República Popular Rumana.  Al rey Carlos le profesan una verdadera devoción, y comúnmente se le llama Carol.

Desde 1965 hasta su estrepitosa caída estuvo al frente del país Nicolae Ceaușescu, que instituyó un régimen dictatorial que se embarcó en proyectos megalomaníacos, pruebas de algunos que pude visitar, como el Parlamento, el edificio más pesado y grande del mundo, a la par del Pentágono.  En 2004 el país ingresó a la OTAN y en 2007 a la Unión Europea, aunque no usan el euro como moneda sino el leu.

LA LEYENDA DE VLAD

Vlad III, el Empalador, príncipe de Valaquia del siglo XV, no tiene relación histórica con Drácula, aunque su nombre en rumano es Ladislaus Drăculea, que significa dragón.​ Se dice que el escritor Bram Stoker se basó en la figura de la condesa húngara Erzsébet Báthory para describir los paisajes de Rumanía. Stoker se sirvió de dos obras: una, de Emily Gerard, La tierra más allá de los bosques (1888) y la otra, un Informe sobre los principados de Valaquia.  Para rematar, Vlad se crio con Mehmet II, el conquistador de Constantinopla junto a su hermano Radu, y se fue de vuelta a Valaquia para combatir a su hermano de crianza, a quien odiaba.  Era conocido por su crueldad porque empalaba a sus enemigos, por lo que era fácil seguirle la pista por la cantidad de víctimas que dejaba a su paso, empalados.

Rumanía ha sacado gran rédito de la historia de Vlad, y se puede visitar el lugar donde supuestamente nació, y el castillo Bran, fortaleza medieval que se dice fue residencia de Vlad Țepeș (como también se le conocía).  Tiene gran valor arquitectónico, pero nunca el sujeto de marras la habitó, solo estuvo dos noches allí, pues su verdadera fortaleza fue el castillo de Poenari.  A pesar de su aspecto macizo y fortificado, el castillo de Bran recibió pocos asesinos y su importancia militar fue escasa. Solo fue habitado permanentemente durante las décadas de 1920 y 1930, cuando sirvió de residencia veraniega a la reina María de Rumanía.

La fortaleza está emplazada en la frontera entre Transilvania y Valaquia y su arquitectura es única. Si bien esa pequeña fortificación fue arrasada con el paso del tiempo y recibió las arremetidas de las hordas tártaras en 1241, la estructura actual fue erguida por órdenes del rey Luis I de Hungría en 1377, para cumplir una función comercial y defensiva contra el voivoda de Valaquia.  Los dos días que Vlad pasó allí estuvo encerrado en un calabozo, cuando iba camino a la prisión de Budapest, en tiempos de los otomanos.

María de Rumanía era amante de la decoración y le dio un toque elegante y único a su residencia de verano, que aún se aprecia.  En la década de 1920, el arquitecto de cabecera de la familia real, el checo Karel Zdeněk Liman, realizó profundas reformas en el edificio, que sin embargo no perdió ni un ápice de su aspecto de fortaleza medieval. Se crearon nuevas escaleras para facilitar la comunicación, se instalaron electricidad y agua corriente (fría y caliente), tres centralitas telefónicas, incluso se añadió un ascensor para facilitar el acceso al jardín. Los interiores del castillo, que nunca habían sido especialmente tétricos, se llenaron de muebles y objetos históricos, buscando crear un ambiente cómodo y rústico; algunas estancias se redecoraron en estilo «alemán», «tirolés» o «dórico» (renacimiento italiano).

El parque circundante fue remozado y se erigieron el Pabellón de Té y la Casita de la Princesa Ileana, además de casas para invitados, alojamientos para el servicio, establos y garajes.  De la reina María pasó a manos de la princesa Elena y, cuando se fundó la República de Rumanía, se convirtió en un destino turístico y escenario de toda clase de eventos, como conciertos, noches de Halloween, bodas, etc.

El heredero legal del castillo era el hijo de la Princesa Elena, el Archiduque Dominico de Austria-Toscana, y en 2006 el gobierno rumano se lo devolvió. El archiduque Dominico es un ingeniero austriaco que vive en las inmediaciones de Nueva York. En 2007, Dominico de Habsburgo puso en venta el castillo por el precio de 50 millones de euros y la oferta fue aceptada por Román Abramóvich, un multimillonario ruso del petróleo, pero finalmente el trato no llegó a cerrarse y la propiedad sigue en manos de los Habsburgo.  La revista Forbes ha valorado el castillo en 140 millones de dólares, teniendo en cuenta los ingresos que produce por las visitas que recibe y los eventos que allí se realizan.

La imagen del castillo de Bran ha sido utilizada en múltiples adaptaciones fílmicas de Drácula, y la economía local ha hecho uso de esta conexión para impulsar el turismo, por lo que se pueden conseguir tarjetas postales y camisetas y toda clase de recuerdos donde el castillo se sigue relacionando con el nombre del vampiro.

RUMANIA MEDIEVAL

Después de merodear por Bucarest, visitamos el monasterio de Cozia, del siglo XVI y el casco antiguo de la ciudad de Sibiu.  De allí nos desplazamos a Sighisoara, la ciudad natal de Vlad.  Es una bella ciudad medieval y muy bien conservada, con una enorme plaza central. La recorrimos y visitamos sus iglesias y seguimos hacia Targu Mures, característica de la Secesión, con sus icónicos edificios de la prefectura y el palacio de la cultura.  Luego seguimos a Bucovina, en medio de hermosos paisajes de montañas y lleno de monasterios, como el Moldovita que data de 1532, que está rodeado de fortalezas y tiene impresionantes y bellos frescos exteriores.

Visitamos también el Monasterio de Sucevita, famoso por su fresco “La escalera de las virtudes”, el monasterio Voronet de 1488, conocido como la capilla Sixtina del este de Europa y considerado una joya por el famoso ciclo de frescos externos que decoran la iglesia.  De allí pasamos a Brasov, que tiene una de las localidades medievales más fascinantes del país y en Sinaia, “la Perla de los Cárpatos” visitamos el castillo Peles, antigua residencia real.

EL PARLAMENTO RUMANO

Como remanente de la megalomanía de Ceaușescu, se erigió el imponente edificio del Parlamento, decorado con maderas nobles (nogal, cerezo, olmo, roble), mármoles, alfombras de 5 cm de espesor, lámparas de bronce, aluminio y cristal con cientos de bombillas, candelabros de casi 2 metros de altura, puertas de 5 toneladas de peso, etc.

El edificio está formado por doce plantas en superficie, 8 subterráneas, 315.000 m² de extensión, de los que más de 250,000 superan los 86 metros de altura y 92 metros de profundidad.  Se compone de unas 40 salas, ideadas para banquetes y recepciones, despachos, habitaciones, etc. El presidente Ceaușescu habría intervenido directamente en las obras, junto al equipo de ingenieros, pero no lo vio terminado, pues su construcción culminó en 1997, casi diez años después de que fuera ejecutado.

Desde 1996, el edificio ha albergado la Cámara de Diputados de Rumanía, que anteriormente tuvo su sede en el Palacio del Patriarcado, el Consejo Legislativo rumano y el Consejo de Competencia. El Senado de Rumanía les siguió en 2005, siendo su anterior sede el edificio del anterior Comité Central del Partido Comunista de Rumanía. El palacio también tiene un gran número de salas de conferencias, salones y otros recintos, que son empleados para una amplia variedad de propósitos. Se organizan visitas guiadas con traducción en diferentes idiomas. Aun así, alrededor del 70% del edificio continúa estando vacío.

Rumanía es un destino fascinante si uno quiere embriagarse del ambiente medieval, comer muchas variedades de recetas de puerco, apreciar tradiciones ancestrales, vestirse con sus coloridos atuendos bordados y aprender de su rica historia.

* El término “Sublime Puerta” se empleaban para referirse al gobierno del Imperio otomano, en particular en el contexto diplomático.

3 COMENTARIOS

  1. Impresionante narración histórica muy bien documentada . Presenta una interesante secuencia de los hechos que hacen de Rumania un pueblo rico en acontecimientos significativos que la posicionan como una región plena de tradiciones y hechos de trascendencia relevante.

  2. Maravilloso artículo, lleva de la mano al lector a un recorrido único por la historia y los detalles de la mística Rumania. ¡Fabuloso!

  3. Wao Mariela, este relato es.un recuento de la Historia y la verdad que hermoso relato! Te felicito y que hemoso poder tener la oportunidad de viajar a todos esos lugares. Buen viaje!
    Teresita

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