Mariela Sagel
El Siglo, 28 de Marzo de 2011
El Casco Antiguo de Panamá está en la lista de los 1,000 sitios que hay que visitar antes de morir, según la guía turística ‘World Heritage Sites’ y desde 1997 est á en la prestigiosa lista de Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO (Comisión de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura). El ser patrimonio de la humanidad significa que no solamente nos pertenece a los panameños, sino a todos los habitantes del planeta.
Para que el Casco Antiguo fuera incluído dentro de esa selecta lista debió haber hecho algunos cambios radicales y comprometerse a mantener este sitio histórico dentro de parámetros que reflejen lo que quisieron nuestros antepasados cuando fundaron en 1673 la ciudad amurallada. Recordemos que la primera ciudad, Panamá la Vieja, había sido destruída y saqueada y el Casco Antiguo se erigió con parámetros de seguridad que lo protegieran. De allí su riqueza y similitud con otras ciudades como San Juan, Cartagena, Santo Domingo y la Habana, que al estar enfrentando el mar, eran un bocado apetecible para los piratas que andaban por los océanos en busca de riquezas.
Desde que se obtuvo la calificación de Patrimonio de la Hu manidad, se ha visto un resurgimiento en esa parte de la ciudad. Entraron muchos profesionales a rescatar preciosos edificios de estilos neo clásicos y las entidades gubernamentales que allí se encuentran, como el Ministerio de Gobierno, el Teatro Nacional, el Ministerio de Relaciones Exteriores y otros fueron restaurados con mucho cuidado, y se les devolvió el donaire que antes tuvieron. También se rescató el antiguo edificio de la Compañía del Canal Francés para establecer el magnífico Museo del Canal Interoceánico.
Ahora, el Casco Antiguo enfrenta un serio peligro: la tercera fase de la Cinta Costera pretende atravesarlo por un túnel ó por una carretera costanera que los circunvale en su perímetro. Es preocupante esta situación porque de hacerse sin las consideraciones debidas, nos haría perder automáticamente la categoría de Patrimonio de la Humanidad y todos los beneficios que hasta ahora ha estado recibiendo la población que allí labora y que allí reside. Se perdería un polo de desarrollo turístico que atrae más visitantes que cualquier otro sitio de Panamá. Debemos estar todos vigilantes para esto no suceda y exigir al gobierno que la extensión de la cinta costera se haga por donde menos afecta al Casco Antiguo.