MARIELA SAGEL
El Siglo, 21 de enero de 2013 —
Este artículo estaba planeado para resaltar uno que escribí para La Estrella y que debió salir ayer en el suplemento cultural, sobre los nuevos cronistas, un oficio que es una mezcla de periodista con historiador, pero la muerte de Carlos Eleta pospuso ese valioso aporte sobre el ejercicio al que se han visto abocados muy talentosos escritores y reporteros, que no necesariamente se interesan por la ficción, pero que hurgan en los temas hasta sacarle un filo interesante.
Y sobre Panamá han escrito muchos y muy importantes cronistas. En la afamada revista The New Yorker, el norteamericano Jon Lee Anderson escribió en noviembre de 1999 una interesante crónica titulada Parcelas con vista al mar. Sin profundizar mucho en los antecedentes del tema, resalta cómo Panamá logró conquistar esa ‘quinta frontera’ que se impuso a los lados del Canal y recoge las impresiones de los gringos que se iban, y los panameños que en ese momento estaban en el ojo de la tormenta. Dice sin aspavientos que el Canal sigue siendo una especie de caballo de Troya yanqui y cita al fallecido Pedro Rognoni, a quien le atribuye el haber transmitido que había mucho miedo de que se fueran los gringos, y que lo mejor que podía suceder era que los gringos se fueran y que luego regresaran. Estaba a un mes de ocurrir la transición a manos panameñas de la vía interoceánica y las referencias del cronista sobre la invasión y el gobierno militar estaban un poco en la nebulosa.
Pues bien, se fueron los gringos y lo hemos hecho mejor que ellos. Al infantil miedo de que los chinos se apoderaran de la vía por haber ganado la concesión de los puertos se ha pasado a una mayor presencia de esa potencia en nuestro país. A la suspensión de los fondos que se le dieron a Explora, el museo de Dorita de Pérez Balladares —por parte del gobierno de Mireya— hemos visto una evolución ejemplar y exitosa de ese centro de ciencia, arte y tecnología. Y lo que más me mata de la risa es el párrafo final del artículo, cuando se pregunta qué es lo que quiere Estados Unidos, una interrogante que le contestó un militar norteamericano (estadounidense): ‘quiere estabilidad, para poder hacer negocios. Aparte de eso, los panameños nos traen sin cuidado, completamente sin cuidado. Deberían importarnos, pero no nos importan, la verdad es que no’.
¡Y nosotros que seguimos creyendo cuentos!