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LA VITAMINA QUE NOS FALTA

Por Mariela Sagel, La Estrella de Panamá, 2 de abril de 2017

La economía naranja tomó protagonismo, coincidiendo con la celebración en Panamá del Festival Internacional del Cine (IFF) y con el apoyo de la Ciudad del Saber y del Banco Interamericano de Desarrollo (BID).  El término está dedicado a divulgar el gran potencial que el sector de la cultura representa para las economías de América Latina y el Caribe y su emblema fue: Vitamina C: Foro Regional de Industrias Creativas y Culturales.

El salón del Centro de Convenciones de la Ciudad del Saber estuvo lleno de personas, en su mayoría jóvenes, que creen firmemente en la economía naranja y se dieron a conocer experiencias en otros países donde desde los ministerios de economía, se traza una hoja de ruta para invertir en cultura, con resultados muy interesantes y halagadores.

Uno de los debates giró en torno a iniciativas de industria creativa, en el que participaron representantes de Guatemala, El Salvador, Uruguay y Chile, moderado por un representante de la Cámara Panameña de Tecnologías de Información, Innovación y Telecomunicaciones (CAPATEC).

Las Industrias creativas y culturales (ICC) son aquellas actividades económicas que se encuentran en el cruce de la cultura, arte, tecnología y comercio. “Economía Naranja” es el nombre dado a la producción de bienes y servicios basados en el talento de la gente y la riqueza de su patrimonio cultural, cuyo valor puede ser protegido por derechos de propiedad intelectual, dice el comunicado de prensa del BID. En los últimos años, la Economía Naranja ha ido ganado reconocimiento mundial como sector productivo relevante y competitivo.

En América Latina y el Caribe, el sector contribuye más de 175 mil millones de dólares al año, y existe el potencial para seguir creciendo si las autoridades implementen políticas públicas orientadas a fomentar las actividades culturales y creativas y garantizar la protección de derechos de autor a las creaciones, entre otras medidas.

En Chile, por ejemplo, las industrias creativas giran en cuatro ejes fundamentales: editorial, audiovisual, diseño y música.  La Corporación de Fomento de la Producción (Corfo) destina un aproximado de 7 millones de dólares anuales para el desarrollo de las industrias creativas y tiene definida una política cultural en base a ellas.  En El Salvador se hacen planes que trascienden períodos electorales, de manera que la agenda sea de país y se adopte una voluntad política. Desde 2008 se impulsa a sectores productivos, se ofrece acceso a jóvenes, inserción en los mercados globales.  En Uruguay, el panelista resaltó el estímulo que los productos creativos han recibido, creciendo exponencialmente año tras año, lo que genera empleos.

Cuando se habla de industrias creativas y culturales se tiene a pensar en proyectos elitistas y nada ha podido demostrar más fehacientemente ese error que el éxito del Festival Internacional de Cine de Panamá.  Es su sexta versión y las cifras que dio la Directora Ejecutiva en su apertura evidenciaron el impacto directo que ha tenido.  En un estudio solicitado por el BID a la firma INDESA, titulado “Relevancia de las Industrias Creativas en la Economía de Panamá” se indica que el impacto económico de las ICC ha sido de 301% del Producto Interno Bruto (PIB), más que los sectores de pesca, silvicultura, sector de agua y saneamiento, minería y los servicios de salud.

Aunque es la primera vez que este foro se realiza en Panamá, una iniciativa parecida se verificó hace dos años en la Ciudad del Saber bajo el título TRAMA, desde donde han estado trabajando en visibilizar el aporte que hace el sector cultural al tejido económico y social del país, así como promover políticas e iniciativas que, a través del fomento a la creatividad y a la innovación, permitan a este sector desplegar todo su potencial.

La economía naranja es uno de los grandes beneficiarios del desarrollo de las tecnologías de la información y las comunicaciones (TIC’s).  Sin embargo, en ese magnífico escenario que se vivió en el foro sobre la vitamina que nos falta no estaban presentes los representantes de los grandes capitales, que hacen girar la rueda de la economía. Es urgente que se una el mundo financiero con el creativo y eso está demostrado en la fuerza que tiene el cine, por ejemplo, no solo aquí sino en todo el mundo.  Recordemos el protagonismo de los actores en las recientes elecciones de Estados Unidos y la tirria que el ahora presidente les tiene a algunos artistas que, en su momento, le cantaron sus verdades.

El BID ha incluido las ICC dentro de su agenda de trabajo, difundiendo conocimiento y financiando programas de apoyo público al sector creativo. Enhorabuena.