Casimiro, el muñeco de «Debate Abierto», debería ser Rey Momo de estos Carnavales de Alí Babá —como yo les llamo— porque se ha robado el mandado esta semana que recién acaba. Empezó con la entrevista el domingo en «Debate Abierto», con la nómina del «Cambio», y hasta se burló de ellos, y siguió interviniendo a diario, en los más aburridos programas y en los más caldeados.
Otro estreno fue la intervención del Lic. Alejandro Pérez en el programa «El Cañonero de Domplín», el lunes, cuando dijo, sin que nadie le preguntara, que la presidenta Moscoso había recibido un millón de dólares de «regalo de cumpleaños» por parte del gobierno de Taiwán. Esto fue como corolario al desafortunado fallo de la Corte, que considera que los fondos donados por ese país a fundaciones privadas no son auditables. Al día siguiente, el señor Pérez tuvo que tragarse sus palabras luego de una llamada de la mismísima doña, desmintiéndolo. Sin embargo, la duda se sembró en cuanto a los manejos de la Fundación Mar del Sur y los fondos que recibió durante los años en que nos gobernó el arnulfismo, y los propósitos para los cuales se invirtieron (o gastaron) esos dineros.
El ex secretario general de la Procuraduría, José María Castillo, fue enfático el martes en su participación al desafiar la política exterior del país, exigiendo que el mandatario (a) próximo tenga como prioridad establecer relaciones diplomáticas con la Rep. Popular de China. Lo que tenemos ahora es un desfase, una situación en la que Taiwán sostiene sus precarias relaciones diplomáticas a punta de chequera. Como dijo en su despedida el consejero de esa misión en Panamá, Li Yong Liu, es como si los grandes Estados tuvieran relaciones con la isla de Taboga, en vez de reconocer a Panamá como país.
El esperado foro de los vices no estuvo tan decepcionante como el de TVN , que se convirtió en el monólogo de Balbina. No se sintió la saña que tenían los periodistas contra la candidata y a los vices los trataron con condescendencia y tolerancia (hacía falta, escuchando la lamentable intervención del Dr. Cortizo, a quien su propio candidato lo descalificó posteriormente).
El risible programa que se retransmite a diestra y siniestra, mejor conocido como la «hora Martinelli» —o, como dice Pedro, Trocha Hambrienta— sigue con su detestable escenario, donde pasan videos de unos espaguetis mientras un furibundo miembro de los liberales auténticos (si se le puede llamar a ese pastiche algo) se tira al piso para defender sus puntos de vista. La verdad es que con semejantes referencias, uno no debería ni preguntarse cómo es posible que se tenga cultura política de altura, si lo que se ve es pura basura.
La semana no podía terminar peor si no fuera por el «chancleteo» que formaron las señoras Dixon y Cortés en «Encontremos Soluciones» el jueves. Con semejantes ejemplos, con razón que las mujeres tenemos fama de perequeras y viscerales.
Y ahora que el Carnaval debe de estar en pleno apogeo en la ciudad, habría que preguntarse cómo ha sido tan expedito el desembolso de los fondos para el jolgorio, cuando no hay para reparar las calles, las escuelas y otras necesidades apremiantes. No hacía falta celebrar el Carnaval, si a diario vemos escenas cómicas que pareciera que nunca dejamos de estar en este estado, con tranques y hasta rumbas –amenizadas por Eladio y su combo— y la ñamería que se ha apoderado de la política con lo de «los locos somos más». Desde este lado somos «gente de mente» y pare de contar.