VUELVE RONCAGLIOLO
Por Mariela Sagel, Entrevista publicada al escritor peruano en Facetas, el 8 de mayo de 2016
El escritor peruano Santiago Roncagliolo, uno de los más conocidos de su generación y que fue, en su momento, de los 39 autores latinoamericanos que se reunieron en Bogotá en 2007 por ser los más prometedores, estará en Panamá en la semana del 16 de mayo para varios eventos. El primero, su disertación en la sede de la Academia Panameña de la Lengua, con motivo de la conmemoración de los 400 años de la muerte de Miguel de Cervantes Saavedra el jueves 19 de mayo. El segundo, la conferencia que dictará en el marco del III Congreso de Literatura con el tema “El terror en la literatura latinoamericana”, y el día sábado 21 de mayo presentará su última obra “La noche de los Alfileres” en una librería de la ciudad.
Roncagliolo ganó el premio Alfaguara en el año 2006 con su libro “Abril Rojo”, que trata sobre las elecciones del año 2000 en Perú y donde se viven enfrentamientos internos productos del terrorismo que se vivió en ese país en los veinte años antes del inicio del siglo XXI. Allí el protagonista es un fiscal, Félix Chacaltana, que reaparecerá posteriormente en dos novelas de Santiago, una de ellas “La noche de los alfileres”.
Sobre su próxima visita, sostuve con Santiago una animada plática que paso a relatar: mi primera aproximación a este reencuentro después de 10 años fue que suponía que se había enterado de los #PanamaPapers, a lo que respondió que claro, que pensaba abrir una cuenta bancaria porque si no tienes una cuenta en Panamá no eres nadie (en su columna de El País mencionó las reacciones de Bertin Osborne y de Pedro Almodovar sobre el tema). Agregó que esa gente que tenía cuentas en Panamá o lidiaban con el bufete seguramente lo hicieron por moda, por ser parte del jet set.
MS: Estuviste en México de chico, pues tu padre estaba exiliado.
SR: Sí, mis primeros recuerdos son de México, crecí allá y regresé a Lima ya entrados los ’80 y siento que ese país me marcó mucho, soy de las pocas personas para las que el Distrito Federal es un lugar amable y dulce y asociado al paraíso. Lima era una ciudad en guerra, con bombas, con asesinatos, con secuestros, con toques de queda (un poco la ciudad que se describe en la última novela) y pasé muchos años preguntándome por qué nos habíamos regresado a este país si estábamos tan bien en el otro. Eso tuvo mucho que ver con el hecho de que yo fuese escritor, no se podía salir mucho de casa, quizás otros niños no eran conscientes de lo que se vivía porque no habían conocido nada más, pero yo sí, así que leía mucho y veía muchas películas, me evadía en la ficción porque era consciente de lo horrendo que era el mundo real. También influyó mucho el cambio que sufrí viendo todas las contradicciones que había en un colegio religioso, solo de hombres. Yo venía de un colegio mixto, laico, y encontrar toda esta dinámica de poder en torno al sexo, que además yo no entendía. Me pasé un año riéndome de chistes que no entendía y enfadándome por insultos que no sabía qué querían decir. No podías preguntar, porque preguntar era entregarte en sacrificio. Allí también se definió mi vocación por la palabra, porque entendí que las palabras sirven no lo para relacionarse sino para crear situaciones de poder, para saber quién es el más popular, quién es el “nerd” y quién es el que está marginado. Y todo eso está plasmado en “La noche de los alfileres”.
MS: ¿Tú sientes que uno adquiere el hábito de leer por lo que ve en su casa? Porque ahora todo el mundo anda diciendo que no se lee, que los chicos no leen…
SR: Siempre se dice que ya no se lee, pero es mentira, hoy se lee más que nunca, se venden más libros, está en cifras, se abren más editoriales, y es precisamente en América Latina donde más jóvenes leen. Los nuevos lectores son los jóvenes que están entrando al mercado laboral. Los escritores nos quejamos que no lean lo nuestro, pero eso no quiere decir que no se lea, sí se está leyendo y más. Y yo me doy cuenta cuando voy a dar una conferencia en Europa o en América Latina, el público es de una edad diferente, el europeo pueden ser los abuelos, pero en América Latina son jóvenes. Los jóvenes son los más interesados en las ideas nuevas, en la cultura y en la estética a la que tradicionalmente no han tenido acceso y es un cliché que se repite hasta la saciedad, pero es totalmente falso. Y volviendo a tu pregunta, en mi caso, sí me gustó leer porque veía a mis padres hacerlo y con mis hijos es igual, ellos nos ven leer y les leemos cuentos y la lectura siempre forma parte de la dinámica familiar y crecen rodeados de libros. Pero también conozco casos de chicos que empezaron a leer aunque en su casa no se leía por su propia sensibilidad. Es más posible que te guste leer porque eso es lo que ves, al igual que es posible que te guste el fútbol si tu padre es hincha de un equipo en especial.
MS: Sobre esta última novela ¿has tenido una constante sobre la violencia que se vivió en el Perú, no?
SR: Bueno, escribí primero una novela sobre el tema y luego un libro que es parte de una trilogía que forma parte de un proyecto de no ficción de temas latinoamericanos del siglo XX, que la forman “La Cuarta Espada”, “Memorias de una Dama” y “El Amante Uruguayo”, que pretendió recorrer hechos que ocurrieron en el Perú, en el Caribe y en Uruguay. En el resto de mis novelas siempre he hablado del tema de los miedos, desde la vida cotidiana hasta lo histórico, hasta lo político, entonces está “Abril Rojo”, otra que trata sobre la operación Cóndor en el Perú (“La pena máxima”), pero las otras como “Pudor” habla los miedos de la cotidianidad y familiares, «Tan Cerca de la vida” sobre la soledad e incomunicación y son muy distintas entre sí. En ésa, “Tan Cerca de la vida”, que es la más rara, es diferente, la trilogía me había metido en muchos líos y estaba muy cansado de parecer más un personaje político que un escritor, y tenía que recuperar la sensación de ser creativo, de correr riesgos, de buscar una manera de escribir, de disfrutar escribiendo una historia sin pensar necesariamente en la reacción de los demás y fue importante hacerla e importante saber que podía seguir explorando.
Con este libro que acaba de salir, lo que pasó es que me dí cuenta que nunca había escrito sobre cómo habíamos vivido la violencia en Lima, y tiene mucho que ver que ahora en Europa, donde vivo, el terrorismo también sea un tema y también en América Latina, puede que no haya terrorismo pero todavía te pueden meter una bala en la cabeza. Es un miedo que todavía está en la sociedad y me interesaba hablar de él.
MS: ¿Por qué esa constante de la que partes, de que todo va a salir mal y los miedos?
SR: Supongo que porque crecí con miedo, mi novela anterior, “La pena máxima” habla de la época en que mi padre estaba perseguido, fue una época de las dictaduras en América Latina, en mi casa recibíamos llamadas de la policía a media noche, registros policiales de madrugada, hostigamiento a la familia, y luego crecí con el miedo de un atentado, de una bomba. La vida también está llena de miedos, ser padre también es un riesgo, un nuevo catálogo de miedos, qué pasa si al niño no le baja la fiebre, qué pasa si me quedo sin trabajo….El miedo es la alerta que marca cuando nos acercamos a lo desconocido, cuando nos acercamos a los límites de nuestra zona de confort. Por mi propia vida soy muy sensible y olfateo el miedo y es el punto desde donde miro las otras emociones humanas. Y me interesa, a partir de allí, hablar del amor, de la ternura, de la inocencia. Y parto del principio de que todo va a salir mal porque así siempre estás satisfecho, si estás preparado para lo peor, siempre sentirás que todo ha salido bien al final.
MS: ¿Y por qué descansar te parece burgués?
SR: Me gusta mucho lo que hago, es un privilegio poder dedicarte a escribir novelas, y es un privilegio que no sabes cuánto va a durar, en cualquier momento va mal y tienes que hacer otras cosas. Trato de pensar que tengo mucha suerte y para aprovecharla tengo que seguir escribiendo y trabajando. Además tengo el trauma del inmigrante en España, que te mantiene siempre alerta trabajando porque no sabes cuándo te vas a quedar sin trabajo, cuándo te van a echar del país. Así que me he acostumbrado a trabajar mucho, a buscar proyectos creativos, a pensar…
MS: Estudiaste lingüística y literatura, pero también eres asesor político…
SR: Lo fui hace mucho tiempo, en la Defensoría del Pueblo en Perú le hacía asesoría de imagen, de prensa, de comunicaciones, con enfoque a los derechos humanos. También he trabajado como analista y periodista político. Pero quiero hacer un trabajo que me permita conocer gente, ver gente, viajar, eso te alimenta mucho como escritor y en cambio, quedarte solamente leyendo libros y escribiéndolos hace que te reconcentres solamente en lo que tienes en tu cabeza. Yo necesito estar activo, necesito ir a ver qué está pasando afuera, conocer realidades.
MS: Fuiste un “negro literario” o escritor fantasma en España, cuando te fuiste para allá….
SR: Sí, en el Perú también lo fui, para políticos, para gente que quería escribir sus memorias, he sido de todo porque es un trabajo que no puedes escoger, y nunca pensé que iba a ser escritor profesional. Los trabajos que te ofrecen los aceptas, sean traducciones, memorias, guiones, reportajes de investigación y es así como he aprendido el oficio, yo soy escritor de oficio….
MS: Y para la novela, ¿eres escritor de brújula o de mapa?
SR: Soy más de mapa, pero el mapa se va transformando en la medida que avanzo. Tengo algunas ideas básicas y una estructura de hacia dónde quiero ir pero conforme voy escribiendo va cambiando y al final mi mapa final se parece muy poco a los planes originales.
MS: Bueno, cuéntame de “Memorias de una Dama”, ¿qué pasó allí?
SR: ¡No puedo! Nunca he hablado de ese libro, nunca hablaré. Supongo que cuando muera aparecerá una carta donde cuente todo, pero no veo otra posibilidad. Solo puedo decir que es un libro muy ilustrativo y un libro que revela cosas que no se pueden decir. Posiblemente sea mi libro más popular después de todo. Forma parte de la trilogía, que se puede llamar “la trilogía que me metió en líos”. Después de acabar con esos libros había recibido censuras, amenazas de muerte, citaciones legales, campañas en contra en la prensa de varios países. Allí fue cuando empecé a darme cuenta que tenía que buscar otros temas sobre los cuales escribir porque era un suicidio lo que estaba haciendo y porque además, todos tus amigos intelectuales les importa mucho el mundo, y cuando tienes un problema, salen corriendo, no queda nadie y te vas a morir solo. Había dejado de creer en lo que yo debía escribir, en lo que quería ser, y la única manera de sobrevivir era probar cosas nuevas, gusten o no gusten.
MS: Pero la trilogía la cerró “El amante uruguayo”…
RS: Sí, fascinante esa historia pero también me metió en un montón de líos, entre el cadáver de García Lorca y la homosexualidad de Amorin…. Creo que por eso haces estos libros, cuando escribes una historia real tienes que desafiar las versiones establecidas, al poder. El poder te dice: esto es así porque lo digo yo, y el escritor debe dar otra versión de las cosas, atacar. Y por eso me han dado miedo las aventuras periodísticas, porque he tenido censuras, amenazas, he estado en cárceles con terroristas, pero una buena historia periodística es una historia que desafía tus miedos, que te lleva a entrar a correr riesgos que otras personas no corren. Pero mi esposa y mi abogado me han sugerido que no corra riesgos, que escriba ficción, y no me queda otra que hacerles caso.
La trilogía que lo metió en líos: La cuarta espada es la historia de Abimael Guzmán y Sendero Luminoso. Memorias de una Dama repasa las atrocidades cometidas durante las dictaduras de Trujillo en Santo Domingo, Fulgencio Batista en Cuba y las mafias económicas dominantes de Latinoamérica y pone de relieve las complicidades del poder económico y el poder político durante estos periodos. El Amante Uruguayo trata del escritor Enrique Amorim y su relación con Federico García Lorca. Amorim llegó a insinuar que había enterrado los restos del poeta granadino detrás del monumento que le inauguró en 1953 en Salto.
“La izquierda decepciona más que la derecha, porque la derecha no pretende ser más”.