Publicado por Mariela Sagel, el 19 de mayo de 2023.

La última novela de Arturo Pérez Reverte, que salió a la venta en octubre del año pasado, aborda la Revolución Mexicana de una manera muy entretenida y puntual, homenajeando a uno de los países que más le han dado en el plano intelectual (allí gestó la famosa “La Reina del Sur”, de la que han hecho varias series y le han dado continuidad a la historia y al personaje, sin que él haya escrito una segunda parte).

La salida al mercado de “Revolución” fue anunciada con antelación y, como siempre pasa con este escritor, muchos nos apresuramos a reservar nuestros ejemplares.  Para nadie es un secreto de que es uno de mis escritores favoritos y que formo parte del Círculo Alatriste, cuya última actividad fue comentar, todos, (hasta yo, en forma virtual) uno de sus libros más importantes, “Hombres Buenos” en la Librería de Panamá Viejo, hace ya varios meses.

Desde que salió a la venta “Revolución” el autor no ha tenido tregua en las presentaciones, desde Madrid, Sevilla, México (en la capital y en la Feria de Guadalajara) hasta Buenos Aires, donde se agolparon más de mil personas para escucharle.  Como bien lo indica su título, gira en torno a la revolución mexicana, ese conflicto que empezó en 1910 y terminó entre 1917 y 1920.  Todos sus protagonistas, como Pancho Villa, Francisco Madero y Emiliano Zapata toman voz en “Revolución”.

El libro empieza con esta frase: “Ésta es la historia de un hombre, una revolución y un tesoro” y Pérez Reverte cuenta ese momento histórico y determinante para la vida del gran país que es México a un ritmo de western, no exenta de toques autobiográficos, en la que se mezclan la guerra, la violencia, la lealtad y el amor. 

Sorprende conocer que esta novela le tomo tan solo año y medio, aunque confiesa que la había empezado a esbozar mucho antes, porque su bisabuelo, al igual que Martín Garret, el protagonista principal, era ingeniero de minas y tuvo un compañero que estuvo en México durante esos años turbulentos de la revolución mexicana.

Garret, español, joven, de apenas veinticuatro años cuando empieza la novela, está en México por trabajo en una mina que lleva varias semanas cerrada y en una de las salidas durante la larga espera en una ciudad perdida en el norte del país, se topa con revolucionarios que buscan terminar con la dictadura de Porfirio Díaz y llevar a Francisco Madero al poder.  A partir de ese encuentro casual, y de sus conocimientos y destreza del tema minero, el ingeniero español termina participando en las escaramuzas que tienden los alzados, con explosivos, descarrilando ferrocarriles, volando puentes por los aires y trasiego de armas. A punta de explosiones, se ganará la confianza de todos los guerrilleros. Una aventura que marcará su vida para siempre.

Su vasta experiencia en conflictos bélicos le facilitó el ritmo narrativo a Pérez Reverte y, aunque Martín Garret no comparta la causa de los revolucionarios, le es atractiva la gesta y con ella aprende.  Se repiten mucho las consignas, el “slang” de la época, la forma en cómo hablan los campesinos, los refranes, que salen naturales en boca de sus protagonistas mexicanos.  Algunos críticos han señalado que “Revolución” es una novela “falsamente histórica”, que puede haber ocurrido como la narra, pero no hay evidencia de que haya sido así.  Los escenarios son fascinantes: la taberna, el robo al banco o la explosión del puente en la frontera.

“Esta es una novela de aprendizaje, es decir yo no soy el protagonista, yo no soy Martín Garret, pero es cierto que la mirada que tiene se debe a la que yo adquirí cuando era joven. Haciendo no esas cosas, pero sí otras parecidas a esas” comentó el autor en una de sus muchas presentaciones.

Como en todas sus novelas, las figuras femeninas cobran una relevancia inusitada y en ésta no escapan, esencialmente diferentes, auténticas en su papel, tres mujeres, cada una con una particularidad.  Una es una periodista estadounidense, que por arte de birlibirloque aparece en los lugares más impensables y en los momentos menos imaginables.  La otra es una soldadera (mujer que acompaña a los soldados en sus campañas. Las soldaderas tuvieron gran protagonismo durante la revolución mexicana, con una pistola siempre al cinto, detrás de su marido), y la tercera, y la vencida, una mestiza de alta cuna, con ojos color turquesa y cabello negrísimo.  El cruce de dos mundos que lo tienen cautivado.

Garret se imbuye en todo el rollo revolucionario con cierto grado de culpa y una alta dosis de adrenalina, mirando con espanto y a la vez fascinación de todo lo que ocurre a su alrededor.  Se hace amigo de Genovevo Garza, un campesino muy cercano de Pancho Villa, que, con esa sabiduría innata de los de su raza, le enseñará los pormenores de la guerra y sus contradicciones.   Esa amistad lo protege de unos y otros porque siendo totalmente diferente, tienden a desconfiar de él.

El tesoro al que se refiere el comienzo fueron quince mil monedas de oro de la denominación de 20 pesos, que se llamaban “maximilianos”, en referencia al emperador Maximiliano I que tuvo un breve reinado, bien descrito por Rosa Beltrán en “La corte de los ilusos”.  Fernando Maximiliano José María de Habsburgo-Lorena fue un noble, político y militar austriaco que nació con el título de archiduque de Austria al cual renunció para ser emperador de México, siendo su reinado paralelo al gobierno encabezado por Benito Juárez y solamente duró tres años, cuando fue depuesto, juzgado, condenado y fusilado y se restauró el sistema republicano.

Martin Garret pasa, en el desarrollo de su novela, a ser un joven ingeniero de minas, español y curioso, a un subversivo, sospechoso, fugitivo y al final, revolucionario.  A través de su lectura el chaval va madurando y definiendo su personalidad, curtiéndose la piel y constituyéndose en un pilar fundamental para la causa revolucionaria.  Le toca vivir los entresijos del poder y las traiciones que éstos acarrean.   Va sopesando hasta dónde llega la crueldad cuando se está en una guerra, hasta dónde se llega por lo que creemos, qué precio hay que pagar y cómo y si se puede volver a ser los mismos después de pasar por todo eso.

EL AUTOR

Arturo Pérez Reverte tiene 71 años cumplidos y nació en Cartagena, región de España.  Fue reportero de guerra durante veintiún años para diarios y medios televisivos. Le tocó estar en medio de los más cruentos conflictos que se dieron entre 1973 y 1994 en Chipre, Líbano, Eritrea, el Sáhara, las Malvinas, El Salvador, Nicaragua, Chad, Libia, Sudán, Mozambique, Angola, el golfo Pérsico, Croacia, Bosnia, etc.  Además de periodismo tiene estudios en ciencias políticas y es el autor de la novela de la saga del Capitán Alatriste, publicada en 1996, que lo convirtió en un súper ventas, entre otras muchas obras.

Se estima que tiene más de 20 millones de lectores en el mundo y sus obras han sido traducidas a cuarenta idiomas, siendo muchas las obras literarias que han sido llevadas al cine y a series de televisión.  Tiene columnas semanales en varios diarios, españoles y de América Latina, así como es un tuitero impenitente, que casi siempre enciende las redes con sus opiniones.  Sus seguidores en Twitter suman 2.5 millones de personas.

Arturo Pérez Reverte es miembro de la Real Academia Española y de la Asociación de Escritores de Marina de Francia.  Asiduo velerista, conoce los mares por los que siente pasión, y se enorgullece de su biblioteca, repitiendo constantemente que no tiene ideología, sino biblioteca.  De opiniones categóricas, es un interlocutor fascinante donde lo pongan, sea en el Hormiguero o en la presentación de sus libros.

Es un acérrimo crítico de la histeria del lenguaje inclusivo, del que dice: “Estoy a favor del lenguaje inclusivo pero otra cosa es la estupidez de decir ‘todes’”

LA REVOLUCION MEXICANA

Lo que se conoce como Revolución Mexicana fue un conflicto armado, que se inició en 1910, como resultado de los 35 años de la dictadura de Porfirio Díaz, conocida como el “porfiriato”, que terminó en 1911.

A raíz de que Díaz aseguró que se retiraría cuando finalizara su mandato, la situación política empezó a agitarse y las fuerzas opositoras se organizaron detrás de la figura de Francisco Madero, que cuando lo apresaron, organizó el Plan de San Luis, desde su exilio en San Antonio, Texas.

En 1911 Madero fue electo una vez que Díaz fuera depuesto, pero las cosas no fueron miel sobre hojuelas, como se esperaba.  Había muchos líderes revolucionarios, como Emiliano Zapata, y después, cuando Madero fue asesinado y Victoriano Huerta había asumido la presidencia, se las vieron con Francisco Villa (alias Pancho) y Venustiano Carranza.

Lo que siguió fue una serie de conflictos entre facciones que, en los primeros años de 1920 vieron los asesinatos de los principales jefes revolucionarios:  Emiliano Zapata en 1919, Venustiano Carranza en 1920, Pancho Villa en 1923 y otros más.

Se estima que la revolución mexicana terminó en 1917, al proclamarse la constitución, pero otros insisten que se extendió hasta 1920. 

Durante esos años vivió el joven Martín Garret y se fue curtiendo, no solo en su cuerpo sino también en su alma.